El Santísima Trinidad español fue el mayor barco de su época con 136 cañones y el único con 4 puentes.
Desde el lanzamiento del Real Felipe (112 cañones) en 1729, se comenzó una tendencia a construir barcos cada vez más grandes y con una alta capacidad de recibir fuego y causar grandes daños en los enemigos mediante su numerosa artillería.
Así, casi 40 años después de botar ese último 3 puentes, el astillero de La Habana recibía el encargo de realizar el que iba a ser el barco más potente de su época: el Santísima Trinidad. Dicho encargo llegó por Real Orden de 23 de octubre de 1767.
Mateo Mullan fue el ingeniero irlandés que empezó el diseño de los planos, pero su inesperada muerte por vómito negro (fiebre amarilla) al poco de llegar a La Habana con su familia, hizo que fuera su hijo Ignacio el que terminara los planos y se encargara de todos los detalles. Pedro Acosta se encargó de fortificar el navío “a la española”.
Carlos III, el monarca español reinante en aquel momento, mandó por orden de 12 de marzo de 1768 que el barco se llamara Santísima Trinidad, ya que tenía en su Palacio Real un púlpito representando a las tres divinidades católicas, a las que se encomendaba para apartar de España cualquier amenaza protestante.
Concretamente, el nombre del navío fue Nuestra Señora de la Santísima Trinidad y el Buen Fin.
Para su construcción se emplearon las mejores maderas disponibles y así, madera de caoba y júcaro se recogieron en La Habana mientras que 60 de los mejores pinos de Veracruz conformarían sus vergas y masteleros.
El coste total del Santísima Trinidad fue de 40000 pesos.
Su botadura oficial tuvo lugar en La Habana el 2 de marzo de 1768 y contaba con las siguientes dimensiones:
-Eslora: 61,40m
-Quilla: 52,72m
-Manga: 16,59m
-Puntal: 8,31m
-Arqueo: 4902 toneladas
-Lastre: 71,12 toneladas
La primera tripulación constaba de 960 hombres y su armamento era de 112 piezas.
Fue destinado al departamente de Ferrol y en su viaje inaugural a España se vieron los primeros defectos de diseño, ya que había ciertos problemas de navegación y llegaba a entrar agua en la primera batería. El Santísima Trinidad arribó primero a Vigo, dejando absolutamente impresionados a los habitantes de esa ciudad gallega y, después de unas pequeñas reparaciones en las vergas, llegaría a su destino en Ferrol el 9 de mayo de 1770.
En 1778 se procedió a hacer unas reformas para bajar el centro de gravedad y en 1782 ya en Cádiz, se cubrió de cobre y se hicieron otras reformas. En 1796 y después de diferentes estudios, se carenó el navío en el arsenal de La Carraca y se aumentó la manga en un pie por costado. En ese momento, se decidió algo que no beneficiaría al barco, ya que se aumentó el número de obuses a 24 y se añadió la cuarta batería quedando de esa forma como el único 4 puentes del mundo. De esta forma, el Santísima Trinidad pasaba a tener 130 piezas de fuego.
Posteriormente, después de la Batalla del Cabo de San Vicente en 1797 el Trinidad contaba con 134 piezas que serían nuevamente ampliadas en 1805 antes de la Batalla de Trafalgar , llegando así a tener finalmente 136 piezas más 4 obuses.
En cuanto a su actividad militar la resumiremos en pocas actuaciones.
El Santísima Trinidad participó en las acciones combinadas con la marina francesa en el Canal de La Mancha cuando Inglaterra estaba en plena lucha por conservar sus colonias norteamericanas en la Guerra de Independencia.
En 1780 y bajo el mando de don Luis de Córdova y Córdova se consiguió capturar un convoy inglés compuesto por 55 transportes armados y 3 barcos de guerra que llevaba 80000 mosquetes, 3000 barriles de pólvora, una gran cantidad de provisiones y efectos navales para mantener las flotas británicas de América y las Indias orientales, vestimentas para 12 regimientos completos y un botín de 1 millón de libras esterlinas en lingotes y monedas de oro.
Finalmente la captura consistió en 52 navíos y supuso para el Reino Unido el mayor desastre logístico de la Royal Navy y un golpe importantísimo para sus opciones de mantener las colonias norteamericanas. Incluso el desastre se trasladó a la Bolsa de Londres con una caída estrepitosa en su índice.
Cinco de los barcos capturados fueron puestos al servicio de la flota española. La armada de España comisionó el Hillsborough de 30 cañones comoSanta Balbina de 34 cañones; el Mountstuart de 28 cañones como el Santa Bibiana de 34 cañones; el Royal George de 28 cañones como el Real Jorge de 40 cañones. El Godfrey de 28 cañones como elSanta Paula de 34 cañones y el Gatton de 28 cañones como el Colón de 30 cañones.
Otra de las acciones del Santísima Trinidad tuvo lugar durante la batalla del Cabo San Vicente, en la que una escuadra española de 24 navíos fue derrotada por una inglesa de 15 al mando de John Jervis debido a una pésima disposición de los navíos por parte española. Aquí fue donde se encontraron por primera vez el Victory y el Santísima Trinidad.
El insignia español fue cañoneado durante cinco horas por el Blenheim, de 98 cañones, el Orion, el Irresistible y el Excellent, los tres de 74, habiendo combatido previamente con el Captain y el Culloden, ambos también de 74. Quedó completamente desarbolado, deshecho el costado y la aleta de estribor, 60 balazos a la lumbre del agua, desmontados una porción de cañones, haciendo 37 pulgadas de agua por hora, con 476 bajas a bordo(69 muertos) y se decidió que lo mejor era rendir el barco. Pero, sin embargo, al acudir en su socorro los navíos Conde de Regla, Príncipe de Asturias, San Pablo y el Infante don Pelayo, los británicos se vieron obligados a retirarse sin su ansiada presa.
El Trinidad volvió a Cádiz con la fragata Mercedes de escolta y tratando de reparar los graves daños que tenía. En ese trayecto se encontró con una escuadra británica que salía de Gibraltar en apoyo de Jervis y tuvo que recurrir al truco de izar la bandera inglesa por encima de la española, indicando así que había sido capturado y era marinado por tripulación inglesa, lo cuál surtió efecto puesto que la escuadra inglesa se apartó y logró continuar su camino sin que lo detuvieran para arribar definitivamente a Cádiz y ser reparado.
En esta batalla el joven Nelson al mando del HMS Captain de 74 cañones desobedeció las órdenes de su superior para ir a capturar un barco español, ante lo que Jervis exclamó: ¿A dónde va ese loco?
Sin duda, esta fue una batalla donde la marina española no estuvo a la altura de las circunstancias y es una de las actuaciones que sin duda querríamos borrar.
La última y heroica actuación del Santísima Trinidad fue el 21 de octubre de 1805 en la Batalla de Trafalgar.
Resumiendo mucho dicha actuación (se tratará esta batalla en una entrada del blog), el insignia español volvió a ser el centro de atención de los cañones ingleses, y tras luchar siempre en inferioridad con hasta 5 navíos, y después de quedar completamente desarbolado con parte del aparejo incluso imposibilitando el devolver fuego, tuvo que ser rendido con oficialmente 205 muertos y 103 heridos.
Luego de ser capturado por los ingleses, éstos intentaron por todos los medios salvarlo para poder llevarlo como presa a Inglaterra pero la fortísima tormenta que se desencadenó al día siguiente del combate acabó por truncar la andadura de nuestro mayor y más importante navío de guerra. El Trinidad se hundió para siempre con los heridos (unos 80) que no pudieron ser desalojados del barco el 24 de octubre de 1805, a unas 25 millas de la costa de Cádiz.
Triste final para el que había sido orgullo de la marina española durante más de cuatro décadas y que veía como el mar lo engullía entre los gritos de los heridos que aún le acompañarían en ese descenso al lecho marino. Quizás prefiriera irse al fondo del mar antes que caer en manos británicas.
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