Mantenimiento del motor, cambio de líquido refrigerante y protección anticorrosión

Publicado en: Consejos Náuticos, Noticias

Artículo original de : Boats.com (By Diego Yriarte)

La periodicidad es la clave en el mantenimiento del motor. Llevar correctamente el control de los cambios del líquido refrigerante, aceite, filtros, etc. respetando los parámetros que ofrece el fabricante mediante el manual del usuario facilita prolongar la vida útil y el buen funcionamiento del motor. De hecho, no está demás hacer una planilla en la que apuntemos los controles, mantenimientos y recambios según las recomendaciones. Por otra parte, esta información debería formar parte del cuaderno de bitácora del barco para que esté disponible ante algún inconveniente. A la hora de vender el barco, el tener registro de ésta información habla bien de su cuidado y le será útil a la persona que lo compre.

Si a usted le agrada tener el barco en buen estado siempre es recomendable que, ante la duda, consulte a un profesional, pero si medianamente controla el manejo de herramientas básicas seguro que hasta disfrutará de superar los pequeños inconveniente que puedan surgir.

Con el manual a mano

Antes de empezar con las tarea de cambio de líquido refrigerante y protección anticorrosión es importante tener el manual a mano y haber leído el capítulo correspondiente para respetar los procedimientos, cantidades de reposición de líquidos y detalles no menos importantes, que a esta altura ya se deben haber tenido en cuenta, como los períodos de tiempo recomendados para cada cambio. Comenzaremos por la refrigeración que en este motor es mediante intercambiador de calor por circulación forzada de líquido de refrigerante que es recomendable cambiar cada dos años de uso normal, utilizando el líquido recomendado. Hay quien prefiere utilizar agua destilada, pero la diferencia de costes no es importante.

Vaciar el líquido refrigerante

Al destapar el compartimento del motor comenzamos por ubicar cada elemento y planificar la maniobra. El trabajo completo también incluía el cambio de aceite, filtro y filtro de combustible, tareas que dejaremos para un próximo artículo. La decisión fue la de comenzar por lo más fácil y cambiar el líquido refrigerante. Este mismo circuito lleva conectado el sistema de calentador de agua y fue más sencillo desconectar las dos mangueras y así interrumpir el circuito para proceder a su vaciado. Lo ideal es buscar un sitio para ubicar un cubo en la sentina, en el nivel más bajo posible donde llegue la manguera. Si no es posible hacerlo con la propia manguera del circuito habrá que acoplar alguna del mismo diámetro que llegue a un cubo.

Otra opción es desenroscando los dos tapones de drenaje situados uno en el intercambiador y otro en el bloque y el líquido debería vaciar por gravedad.

Una vez que tenemos resuelto como situar el recipiente para recolectar el líquido, ponemos el motor en marcha y el circuito se irá vaciando (no estará tanto tiempo en marcha como para que el motor se caliente) hasta que no expulse más líquido refrigerante.

Llenar con líquido nuevo

Cuando acabemos el vaciado, volveremos a conectar el circuito para luego llenarlo con el líquido nuevo. Es importante utilizar el líquido refrigerante recomendado para evitar problemas de corrosión y aun más si existiera la posibilidad de congelamiento, pues la dilatación del hielo podría producir fisuras en las paredes del circuito.

Si bien el manual nos indica la cantidad de líquido refrigerante que hemos de utilizar, a medida que lo incorporemos debemos controlar el nivel. Cuando aparente estar lleno pondremos la tapa correspondiente y el motor en marcha, para controlar que no haya fugas. Si hay fugas, evidentemente las repararemos, para luego volver a controlar el nivel; ya que, seguramente habrían quedado burbujas de aire en el circuito. Si es necesario repetiremos la operación de puesta en marcha hasta controlar que el nivel está completo y estable.

Protección anticorrosión: cambiar el ánodo de zinc

Para aprovechar que estamos trabajando en el área de refrigeración, también controlaremos el estado de la protección anticorrosiva que se recomienda cada 250 horas; aunque, depende de las corrientes galvánicas del lugar y esto varía en cada puerto o incluso en diferentes sitios del mismo puerto. Las corrientes galvánicas producen una intensa corrosión en determinados metales. Para evitar que esta corrosión afecte partes vitales del motor se ha dispuesto de un ánodo de zinc, que se sacrifica y corroe por ellas. Por este motivo, su desgaste varía y no está demás saber cuan rápido se va consumiendo.

Si hay espacio la maniobra es muy sencilla. Luego de cerrar el grifo de entrada de agua de mar y colocar un recipiente que reciba el poco agua que caerá, basta con retirar un tornillo/tapón ubicado en la tapa anterior del intercambiador de calor de agua que extrae el cilindro de zinc. Si está muy deteriorado es posible que haya dejado residuos en el interior que hemos de limpiar para que quepa correctamente el nuevo ánodo, con cuidado a la hora de roscar los primeros filetes del tapón para que entre recto, ajuste hasta el final y no haya pérdidas.

La limpieza

Es muy importante mantener limpio el motor y su entorno, los conductos y elementos varios del compartimento y la sentina, prestando particular atención a las fijaciones afectadas por la vibración. Esto nos permitirá identificar con más probabilidades el origen de un desperfecto, o descubrir la fuga de un líquido y dar una rápida solución.